Las viejas vacaciones de los «niños libres»
Lo teníamos todo, mis amigos del barrio y yo, hasta el amor romántico, el único amor romántico sincero que viviríamos jamás y por el que suspiran millones de canciones, poemas, películas y pacientes de psicólogos y de asesores sentimentales de pacotilla. Aquello era volverse loco por el otro o la otra sin pedir nada a cambio…
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